lunes, 16 de mayo de 2011

continuacion de la psicoefectividad

(Según Jaume Soler y M. Merce Conangla)
Que es la ecología emocional.
Es el arte de gestionar nuestras emociones, de tal manera que con la energía que éstas nos proporcionan seamos capaces de orientarla para crecer como personas, mejorar nuestras relaciones con los demás y tener un cuidado más atento de nuestro mundo. Estos son los tres niveles de trabajo que plantea la ecología emocional.

Más allá de la inteligencia emocional.
La ecología emocional añade al concepto de inteligencia emocional dos valores importantes: la conciencia del impacto global y la responsabilidad. Aquello que somos nosotros, esto es el mundo. Si yo contamino emocionalmente, porque no sé gestionar bien mi mundo emocional, esta ineptitud no tiene solamente efectos en mi mismo y es causante de mi infelicidad o patología, sino que las personas de mi entorno también pagan un precio por ello, porque aumenta su sufrimiento y les causa desequilibrio. De forma similar, ahora que ya no admitimos que se puedan tirar a un río residuos tóxicos, porque sabemos que se mueren los peces y el río, no podemos continuar permitiéndonos tirar partículas emocionales tóxicas por todas partes. Las personas y la naturaleza somos sistemas abiertos interdependientes, ya que existe un clima emocional global. Lo que yo hago movido por mis emociones tiene unas  consecuencias y soy responsable de todo ello.

Este valor de la responsabilidad es esencial dentro del concepto de la ecología emocional: somos responsables de nuestra vida, de nuestras relaciones y de crear entornos donde podamos crecer y mejorar como personas.
Cómo debe ser la gestión ecológica de nuestro mundo emocional?
Siempre ha de ser limpia, sostenible y dirigida a la acción creativa y de mejora. Erich Fromm decía: “Toda energía que no se orienta a crear, se dirige a destruir”. Por esto hablamos de la necesidad de evitar la contaminación emocional, de encontrar energías limpias y ecológicas, de aprender a reciclar y a transformar determinadas emociones, de preservar y recuperar determinados espacios para el cultivo de especies sensibles en peligro de extinción, como la ternura, el amor o la serenidad, entre otros muchos aspectos.

Para gestionar de forma ecológica nuestro mundo emocional debemos tomar conciencia de lo que sentimos, saber dar nombre a nuestras emociones, traducir la información que nos traen, aprender las competencias para escoger de forma inteligente y eco-lógica, y, finalmente, pasar a la acción coherente. Una gestión emocional ecológica significa saber aplicar la energía originada por nuestras emociones a una acción de mejora de nosotros mismos, de nuestras relaciones con los otros y del mundo en que vivimos.
¿Cuál es el objetivo principal que persigue la ecología emocional?
Favorecer que uno se plantee que en la vida se puede escoger entre ser parte de la solución o formar parte del problema de la humanidad. Aquí no hay punto medio.
Incluso las personas que eligen no hacer nada, ya están formando parte del problema. El objetivo es potenciar un modelo humano emocionalmente más inteligente y armónico: más autosuficiente, amoroso, creativo y pacífico. Queremos vehicular el mensaje de que cuando nosotros mejoramos, el mundo también mejora y que todavía hay mucho por hacer.
Traducción de algunas palabras del léxico psicoafectivo o la aplicación de los términos de la ecología al terreno de las emociones?
·         Vitaminas emocionales
Energías emocionales necesarias para crecer afectivamente: abrazos, besos, agradecimiento, sonrisas, refuerzos positivos...
·         Biopsicodegradable
Materiales emocionales que son reutilizables y que se pueden transformar positivamente; por ejemplo, la ira.
·         Contaminación
Contagio emocional agresivo con el medio humano: reproches, quejas, rumores, negatividad, mal humor, resentimiento, rencor, críticas negativas...
·         Conservas emocionales
Reservas energéticas a las que podemos recurrir en momentos difíciles: recuerdos agradables, mensajes positivos... que hemos guardado.
·         Agujero de ozono psicoafectivo
Cuando fallan nuestras defensas emocionales, estamos sin protección y todo nos hace daño. Hipersensibilidad y sufrimiento por los juicios ajenos, baja autoestima.
·         Efecto invernadero y lluvia ácida
Se ha construido defensas para protegernos, pero no dejan pasar aquello que es positivo y bueno para nosotros. Las partículas emocionales tóxicas que emiten crean una capa negativa a nuestro alrededor, que no deja pasar el sol. Recibimos aquello que emitimos. La lluvia ácida es lo negativo que hemos emitido y que nos retorna de rebote.
·         Desierto emocional y desertización
A) Situaciones de crisis o en las que sentimos que nos faltan recursos (aunque podemos trabajarnos para salir de ellas).
B) Sentimos que nuestro mundo emocional está seco, falto de recursos y sin vida     (momentos en los que cabe pedir ayuda).

·         Reciclaje de sentimientos
La ecología emocional  enseña el arte  de transformar adaptativamente determinadas emociones  para positivizar su energía; por ejemplo: convertir la energía de la ira en una potencia para mejorar o construir.
·         Efecto boomerang
Si no te gusta lo que recibes, analiza lo que emites antes. Todo lo positivo y lo negativo que esparcimos al exterior acaba por retornarnos y, a veces, con creces.
·         Drenaje emocional
Hay que dejar que las emociones fluyan y no quedarnos atrapados en ellas, ni retenerlas. Hay que tomar conciencia de cómo nos desprendemos de las emociones
tanto de las positivas (expresándolas), como de las negativas (las que nos causan sufrimientos), que deben gestionarse ecológicamente para minimizar su impacto.
·         Especies protegidas y reservas naturales
Son espacios interiores donde se pueden cultivar sentimientos muy especiales para poderlos expresar y disfrutarlos con los demás. Son entornos externos formados por personas que son capaces de valorarnos y con los que podemos construir puentes emocionales, en vez de tener que levantar muros para defendernos.
¿En qué consiste una auditoría psicoecoafectiva?
Es hacer un escáner emocional durante un tiempo para ver qué sentimos, darle nombre y anotarlo. Después de un periodo, hay que observar si la tendencia emocional se dirige hacia la gama: amor, alegría, satisfacción, seguridad, curiosidad, coraje, deseo de explorar, amistad, agradecimiento... o hacia la gama: ansiedad, miedos, descontento, desmotivación, inseguridad, preocupación, envidia, celos, rencor, resentimiento... Al poner las emociones en una balanza, hay que observar cuál es la gama que predomina. La auditoría emocional nos dirá si estamos en números rojos o si vamos por el buen camino. Nuestras emociones nos informan de cómo nos relacionamos con nosotros mismos y sobre cómo se desarrolla nuestro proyecto de vida.
¿Cómo se hace una limpieza emocional?
La auditoría emocional nos ayuda. A partir del mapa de situación que hacemos hay que detectar y traducir adecuadamente la información que determinadas informaciones nos traen, en vistas a tomar decisiones coherentes para restaurar el equilibrio. A veces, esto supone apartarnos de relaciones que son ficticias, insanas y que dificultan nuestro crecimiento como seres humanos y, por otra parte, nos impele a buscar otras personas que nos sepan valorar y respetar, y en quienes podamos invertir nuestra capacidad afectiva (Ley de la limpieza relacional).


Cómo podemos auto motivarnos y encontrar nuestras fuentes de energía psicoecoafectiva?
Esto no se improvisa. La auto motivación se basa en el conocimiento de uno mismo y también en el autocontrol. Solamente si existe una buena base de estas dos competencias emocionales, podremos llegar a las fuentes de la energía psicoecoafectiva. Sin embargo, os sugiero que -diariamente- os hagáis esta pregunta:
“¿Qué motivos de felicidad hay en mi vida?”
Además, deberíais hacer una lista de lo que denominamos pequeños placeres cotidianos: mirar al cielo, percibir el aroma de una flor, saborear una taza de café, saber captar la sonrisa de un niño, apreciar el abrazo de alguien a quien se quiere de veras, valorar el hecho de tener un trabajo/ocupación, darse cuenta de tener las necesidades básicas cubiertas, disfrutar de la música o de un buen libro, contentarse con el sonido de la lluvia, maravillarse con una aurora o una puesta de sol, festejar el sonido del mar, apreciar el tener amigos, estimar lo que significa un “te quiero”, agradecer la posibilidad e dar o de recibir... en fin, ¡de tantas y tantas cosas! Además, hay que saber cultivar habitualmente la alegría, la curiosidad, la fortaleza, el silencio, la soledad positiva, la voluntad... que son fuentes inagotables y ecológicas de energía emocional.
¿Qué importancia tiene el sentido del humor como antídoto ante las adversidades y los inputs negativos?
El humor es una característica propiamente humana y es una señal de salud y de inteligencia. Su práctica también puede mejorar nuestra creatividad; ya que implica aprender a ver las cosas desde un prisma diferente, sacando punta a determinadas situaciones que podrían generar sufrimiento. El sentido del humor forma parte de la competencia de auto motivación y es algo que se contagia en el entorno y que moviliza energías.

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